Entre esto y aquello
Y entre esto y aquello,
tú y lo que sea que ronda mi cabeza,
ayer y lo que desde hace tiempo arrastro,
mañana,
un futuro incierto,
una vuelta en cama,
el zumbido de los altavoces y las pisadas en el piso de arriba,
la gente que pasa bajo el balcón chillando,
el calor infernal de una verdadera noche de verano
y un puñetazo en la almohada.
Recuerdo escenas sueltas de la película del viernes
y mis mejores momentos como futbolista aficionado
pero no sirve de nada,
sigo sin poder dormir.
Y entre esto y aquello,
alguien barriendo a las doce y media de la noche,
un mosquito sobrevolando mi cabeza
y la televisión del piso de al lado,
doy otra vuelta en cama
y golpeo de nuevo la almohada,
puede que no tenga la culpa
pero creo que ha conseguirme calmarme algo.
Pienso en la araña de la esquina a los pies de la cama
o en si realmente estuvo bien anulado el gol en el partido de ida,
pero nada puede eliminar de mi cabeza lo que sea que ronda,
lo que sea que recorre mis piernas y araña mi espinazo incrustándose en mitad del cráneo.
Y entre un cansancio que no encuentro
y mis piernas que no quieren estar quietas
se me sube el gemelo izquierdo,
rescato los mejores insultos de mi amplio repertorio
y aunque ninguno de los que nombro tenga la culpa
creo que he conseguido calmarme un poco.
Pero miento,
o al menos lo intento.
Y entre mi pierna dolorida
y un nerviosismo residual venido a más,
una factura pendiente de pago
y la mierda de trabajo que me espera mañana a las nueve y media,
mi cabeza paseando por la habitación riéndose de mis intentos
y una melodía que no consigo descifrar
vuelvo a girarme.
me levanto y golpeo el colchón,
no ha servido de nada,
nada de esto puede calmarme,
descarto empezar a patadas.
Busco la maldita melodía con el índice
repasando los discos
de izquierda a derecha,
frío,
de arriba abajo,
templado,
sé que estás por aquí,
vuelvo atrás,
aquí está,
con su mano quemada
y un cigarro en los labios,
el pelo engominado
y una leve sonrisa de satisfacción
sabiendo que no busca nada,
que ya lo ha encontrado,
pista cuatro…
Ahí está.
Y entre Django y su guitarra,
la gente que pasa riendo mientras habla,
un cigarro,
esta vez en mis labios
y los pies apoyados en la barandilla,
una pequeña botella de agua
y una suave brisa de verano acariciando mi piel
todo parece estar bien,
todo está bien.
Entre ahora y lo que sea que ronda mi cabeza hay una eternidad,
una distancia de la que no he de preocuparme.
D. H. Bert